Los Niños de Margarita y sus Superpoderes

En nuestra Isla de Margarita, justo en la bella ciudad de Pampatar, tanto a los pequeños como a los grandes les gusta el juego.  Por supuesto, los niños son más creativos, y por los juegos se distinguen unas estaciones muy Caribe. Cuando empieza, por ejemplo, la temporada de Beisbol Profesional, vuelan por las calles Manuel Piar e Independencia, inclusive sobre los muros, los diferentes tipos de pelotas.  Las hay plásticas  y también las que hacen los niños con cintas de embalaje. 
margarita

Se usan palos y botellas vacías como bates, como si fueran los mejores jugadores de cualquiera de nuestros equipos profesionales de béisbol, como Magallanes, Cardenales de Lara o de los Leones del Caracas, los muchachitos  pichan, batean, corren y atajan.  La ventaja es que este juego es más sonoro, más emotivo.  Casi sin darnos cuenta, con el último juego de la temporada de beisbol termina también la de los niños, y entonces… comienza la temporada de voladores.

Viento hay. Porque estamos muy cerca del mar y es más que  suficiente: el arte consiste en izar el papagayo entre los numerosos postes,  superando en altura el cableado de la electricidad. No siempre se logra… y eso se evidencia en tantas tripas de papagayo que quedan colgando entre las ramas de los árboles y tubos y líneas  de la compañía eléctrica.  Estos voladores llegan a alturas increíbles. ¡Quedas encandilado con este Sol bonachón que te mira desde arriba, calentando las alas y las colas de pelicanos, gaviotas y zamuros! 

Hace poco,  hubo una competencia de estos mágicos voladores para los niños de la vecindad. Fue épico: Padres, abuelos y niños estuvieron diseñando y probando diferentes tipos de papagayos.  El jurado calificaba el original diseño, la altura alcanzada, los colores, tipo de construcción…

No importa quien es el ganador: La cara de felicidad de todos, fue mejor que una alfombra roja de Hollywood.

Y seguimos con los superpoderes de nuestros niños: Claudica el tiempo de voladores y comienza la primera temporada de metras: Estas bolitas de cristal que parecen planetas del sistema solar,  son eyectadas como en misión espacial de la NASA colocándolas estratégicamente entre el pulgar y el índice, para hacerlas chocar con las del contrincante, colocadas en territorio protegido, casi a tres metros de distancia.

Además del Beisbol, el Baloncesto también llena de adrenalina a los pobladores de Nueva Esparta. Prácticamente en cada pueblito hay una cancha. En Pampatar, por ejemplo, hay una al lado de la iglesia. En el entramado de las callecitas, también se juega.  En la casa de Camucha, frente al muro que se derrumbó, se colgó una cesta un día de semana y los partidos de media cancha eran de pronóstico reservado de lunes a lunes.

Más adelante hay un árbol gigantesco que parte la calle en dos, justo donde ahora progresa un restaurante especialista en comidas japonesas, en feliz empatía con otra isla, aunque lejana. Perpendicular esta una artista que vence telas con cera y tintes, fabrica accesorios del hogar llenándolos de mil colores, tan bellos que se hacen irresistibles a la compra. Bueno. Justo allí, hay otra cesta instalada, que invita a consagrar un punto más para tu equipo favorito.

Estos muchachitos que me encontré en la Bahía de Pampatar, me contaron sus superpoderes:

  • Uno es experto en volar papagayos más arriba que nadie… Eso ya quedo dicho. 
  • Otro, me dejo pensando. Tiene  una voz que mucho habla de gañote melódico, estoy convencida que desde la Isla de Margarita se escucha en Puerto Piritu sin mucha complicación.  Y hasta lo bailarán  y cantarán. Porque el cantar tiene sentido, entendimiento y razón.  Estos niños reconocen letras y compases de siempre y para siempre.  Fuente inagotable de historias, nostalgias, alegrías… modulaciones malagueñas, cantos melancólicos y uno que otro canto urbano lleno de verbo sorprendente y en ocasiones censurable.
  • El tercero… Es el que más me sorprende, más me intriga.  ¿Saben lo que es capaz de hacer? Él tiene la facultad de hipnotizar multitud de  peces, para que lleguen mansitos y en fila india hasta las atarrayas que muy tempranito, antes del amanecer, tendió como un cubrecama en la bahía, ayudando a su papa. Quizás por ello se convirtió en el consentido de Ceslao, ese hombre de mar curtido en piel y sentimiento, pero que adora a ese muchachito misterioso que atapusa las redes  y colma las nasas; y cuando su hermano Jovito se sumerge en el azul con un arpón, llega a la orilla premiado con siete presas marinas que se cotizan muy bien más allá de la arena blandita.

Este Club de Niños de Margarita y sus Superpoderes… no lo encuentras en una serie de Netflix. Son tan mágicos que los veras por ahí, en tu calle, se cruzaran contigo en cualquier esquina.

Los  veras ahí mismito, bajo el viento. Donde la palma real bate su cresta. Entre las ramas de los Uveritos, haciéndote morisquetas, riendo contigo.

Yo… me quedo aquí, sintiendo este Sol tan tibiecito, pensando en lo lindo que seria que  existiera un álbum de barajitas con estos Tres Superhéroes colmando la pagina 17 y tener la colección completa y poder reclamar mi premio: ¡La más franca sonrisa!